Una proporción se define como "una relación relativa de magnitud entre una cantidad y otra", o "una relación satisfactoria entre dos cosas".
Las proporciones se utilizan en muchos campos: las proporciones del cuerpo humano, de una obra de arquitectura o de un objeto, las proporciones de los ingredientes de una receta o de un cóctel, o las proporciones de una figura geométrica.
A menudo asociamos esta palabra a la noción de medida y equilibrio: decimos que un cuerpo humano está bien o mal proporcionado, o que un edificio o un cuadro están bien o mal proporcionados.
En el lenguaje cotidiano, se asocia a menudo con la armonía o su opuesto: las proporciones armoniosas de un coche, o lo desproporcionado de algo que dice una persona. En cocina, es importante respetar las proporciones de los ingredientes al preparar una receta.
Las proporciones "buenas" son sinónimo de equilibrio: son agradables a la vista y al gusto. En cambio, las proporciones "incorrectas" son sinónimo de desagrado y rechazo.
La proporción se asocia a menudo con la noción de norma: "sentido de la proporción", "proporción justa", "armonía de las proporciones" son expresiones utilizadas para describir dimensiones que respetan un canon estético aceptado por un gran número de personas.
Cuando un niño dibuja un caballo, se dice que tiene sentido de la proporción cuando el dibujo respeta las proporciones del modelo, o al menos la idea que tenemos de un caballo.
Pero, ¿qué ocurre con las proporciones de un edificio o de un cuadro abstracto, que no pueden compararse con un modelo ?
Cuando nos enfrentamos a un objeto nuevo, comparamos sus dimensiones externas e internas, y por tanto sus proporciones, con el contenido de un catálogo mental que nos hemos creado inconscientemente: las proporciones de nuestro propio cuerpo.
Tenemos estas proporciones delante todo el día, desde que nacemos.
Son las proporciones de los dedos de nuestras manos, de nuestro rostro que vemos cada mañana en el espejo, y de nuestros propios miembros las que nos permiten evaluar la armonía (o su opuesto) de lo que estamos mirando.
Este proceso es totalmente inconsciente, y se ve afectado con toda seguridad por el sistema de medida que utilizamos hoy en día, el sistema métrico decimal.
Más adelante veremos por qué.